jueves, 12 de abril de 2012

Aquí están


Cuántas veces te hablé
y solo aparecieron bocas de lobos hambrientos de luna,
acorralándome en la noche negra,
haciendo bailar el aire con un cuchillo frío que me tocó la nuca
cada vez que intenté moverme para explicarles, porque acariciarlos talvez los haría entender.
Pero solo les pude hablar.

Noche oscura y espesa como el petróleo, como la sangre que sacan los hombres de la tierra
a puros coñazos en sus costillas, la maldicen los carros, su sangre... Como cuerpos enfermos y malditos... Como esos hombres maldicen la mía, como tú me drenaste con tus dientes de mariposa.
Aquí están las bocas...