Ella entró por su puerta. Él no la llamó, ella entró. Él dormía profundamente como la consciencia de cualquier ser humano, una tenue sonrisa dibujaba sus labios. Ella entró por su puerta, literalmente, y entró por sus labios, también por su cara, luego por su nariz, salió y entró por su pecho, por su pene, por sus piernas, y después entró por sus uñas, por su vientre, entró por su ombligo, por sus orejas, por su nuca.
Entró. El señor Perez ha consumado su unión con la Señora Pereza.
El no-vio
puede besar a la no-via
y se pueden pasar eternidades haciendo el error.
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