Sueños perpetradores de estados de conciencia
agobian mi cuestionada existencia.
Un pastor toca mi puerta y me despierta;
me impone su realidad con exceso de vehemencia.
Una idea se mezcla entre mis pensamientos
y se alza contra un batallón de creencias;
la fé se ve amenazada por su propia luz,
refractada en un mar de ignorancia.
El mar no lo sabe, pero está contaminado;
los peces tampoco, porque mueren lento.
El pensamiento seduce a la idea y la fecunda
por medio a la razón, que hace de movimiento.
Miro mis manos y sigo pensando,
mientras el pastor se va alejando
existen mis dedos?, existe el mundo?
Será que ya morí o aún sigo imaginando?
No hay comentarios:
Publicar un comentario